¿Cómo traducir verbos de movimiento del inglés al español?

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¿Cómo traducir verbos de movimiento del inglés al español?

By Mariana Font | Published  05/9/2008 | Spanish | Recommendation:RateSecARateSecARateSecARateSecARateSecI
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Mariana Font
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¿CÓMO TRADUCIR VERBOS DE MOVIMIENTO DEL INGLÉS AL ESPAÑOL?

INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es analizar críticamente un texto en lengua inglesa y su correspondiente traducción al castellano, tanto desde un punto de vista lingüístico como estilístico, poniendo en práctica lo que hemos leído acerca de las diferencias lingüísticas y retóricas que existen entre el inglés y el castellano, a fin de realizar una evaluación argumentada de la traducción. Por su profusión de descripciones de movimiento, el texto -indicado por el consultor del curso- es paradigmático de la lengua inglesa. Se trata de “Out of the frying-pan into the fire”, el sexto capítulo de “El hobbit”, la célebre novela de J.R.R. Tolkien, y su traducción al castellano a cargo de Manuel Figueroa. Dado su carácter marcadamente inglés –entiéndase el término en un sentido estrictamente lingüístico- “El hobbit” constituye un excelente texto de trabajo, ya que abunda en ejemplos en los cuales resulta evidente que la lengua determina la manera en la que se pueden decir las cosas. En otras palabras, el texto está plagado de desafíos para el traductor románico.
¿Qué hacer a la hora de traducir? ¿Elegir el estilo retórico propio de la lengua meta (en este caso, el castellano) aunque se produzca una "descompensación", en palabras de Gonzálvez i Escolano (Gonzálvez i Escolano, 2001)? ¿O tratar de buscar estrategias de "fidelidad" a la lengua de partida, aunque éstas puedan producir un estilo ajeno a la lengua meta, provocando así que la traducción “no suene natural"? Introducir el concepto de “naturalidad” es entrar en un terreno escabroso, plagado de subjetividad. Sin embargo, eludirlo sería también sesgado si realmente queremos alcanzar el objetivo de realizar una evaluación crítica de la traducción. Para evitar caer en una subjetividad extrema que impida un razonamiento argumentado, definiremos “naturalidad” como la utilización de un estilo retórico propio de la lengua meta, y “fidelidad” como la distribución similar del peso semántico en los diferentes elementos de la oración. Si bien, como demuestra Talmy (citado en todos los textos consultados), las diferentes tipologías en las que se inscriben el inglés y el castellano hacen imposible la absoluta fidelidad, esto no debería servir de excusa para alejarse del texto original más que lo estrictamente necesario, como arguye Gonzálvez i Escolano (Gonzálvez i Escolano, 2001). El texto de Tolkien es paradigmático de la tipología inglesa y ofrece por ello una abundancia de ejemplos de problemas recurrentes a la hora de traducir del inglés al castellano. Veremos aquí cómo muchas veces las variables de naturalidad y fidelidad se convierten en opciones casi excluyentes, y evaluaremos las decisiones tomadas por Figueroa sobre una base tanto lingüística como estilística.

MARCO TEÓRICO

En su prólogo a una recopilación de conferencias dictadas por Jorge Luis Borges, Pere Gimferrer define la literatura como “aquello que hace que una determinada combinación de palabras o de sintagmas adquiera la entidad de un objeto verbal irrefutable, sin cuya existencia (...) sabríamos menos de lo que sabemos sobre nosotros mismos y sobre el mundo” (Borges, 2001). El trabajo que nos ocupa no es el de discutir si es o no posible la creación de un “objeto verbal irrefutable” equivalente –la traducción- sino el de evaluar cuan equivalente puede éste llegar a ser dadas las diferencias que existen entre las lenguas.
En un trabajo publicado en 1996, Dan I. Slobin, basándose en narraciones originales en diferentes lenguas, producidas a partir de dibujos, llega a la conclusión de que no sólo cada lengua es diferente desde el punto de vista que demostró Talmy, sino que las diferentes categorías dan lugar a diferentes estilos según la lengua (Slobin, 1996). En particular, en narrativa, el inglés se centra más en el movimiento mientras que el castellano lo hace en la escena, logrando sin embargo transmitir una información similar.
También Jaume Mateu analiza la estructura argumental del inglés en comparación con la castellana, ofreciendo ejemplos que clarifican cada uno de los componentes semánticos que se distribuyen de manera distinta según la lengua, y demostrando la necesidad de aplicar los conocimientos de la lingüística comparada al ámbito de la enseñanza de segundas lenguas, en particular cuando los pares corresponden a tipologías distintas (Mateu, 1999).
De modo semejante, Gonzálvez i Escolano analiza las características sintáctico semánticas de la expresión del movimiento en inglés y catalán, llegando a conclusiones que constituyen propuestas directrices para la traducción. El autor propone una serie de estrategias de traducción clasificadas según la diferencia específica entre la tipología de la lengua inglesa y la catalana (Gonzálvez i Escolano, 2001). A partir de dos novelas y tres cuentos en lengua inglesa y sus correspondientes traducciones al catalán. No sólo sus conclusiones resultan relevantes a la hora de confeccionar el presente trabajo, sino que el método que utiliza este autor servirá de modelo para estructurar el presente análisis. Cabe hacer la salvedad, sin embargo, de que el artículo de Gonzálvez sintetiza un trabajo mucho más extenso y profundo que el presente ensayo de curso, en el cual no confeccionaremos tablas rigurosas para determinar la frecuencia de uso, ni apuntamos a productos originales de investigación sino simplemente a una aplicación razonada y crítica de lo aprendido.
Finalmente, en un artículo posterior al citado anteriormente, Slobin compara la codificación de los aspectos del movimiento en varias lenguas, utilizando como texto de trabajo el capítulo sexto de “El hobbit”, el mismo que utilizaremos en el presente trabajo (Slobin, 2001).

METODOLOGÍA

Habiendo leído la bibliografía recomendada, procederé como sigue:

1) Buscaré ejemplos característicos del inglés que, por la manera específica en que expresen los componentes del movimiento, presenten problemas de traducción a la hora de ser trasladados al castellano.
2) Identificaré la solución elegida por el traductor para los casos identificados arriba.
3) Valoraré la decisión del traductor.
4) Una vez hecha una primera valoración gramatical, repasaré algunas variables traductológicas, alejándome –¿quizás demasiado?- de los aspectos gramaticales, para entrar brevemente en asuntos retóricos, de uso y enciclopédicos, e incluso subjetivos.


ANÁLISIS

EJEMPLOS CONCRETOS

1) Gonzálvez i Escolano señala que muchas veces el movimiento en inglés se indica mediante el uso de un verbo de movimiento que contiene en el significado la manera en la que se desplaza la figura, pero que no indica ningún elemento ni direccionalidad del trayecto (Gonzálvez i Escolano, pág. 3). Cita los ejemplos de jump, run y fly, indicando que el traductor románico suele elegir verbos que expresen la manera pero no el trayecto, y codificando el trayecto de igual modo que en inglés, mediante una preposición. En nuestro texto de trabajo encontramos un ejemplo en el cual el traductor castellano utiliza uno de estos verbos de la manera como describe Gonzálvez i Escolano, pero decide omitir el trayecto puesto que no dispone de una preposición equivalente:

Fly away little birds! Fly away if you can! (98)
¡Volad, pajaritos! ¡Volad si podéis! (116)

Creo que es un ejemplo en el cual Figueroa tomó una decisión acertada, puesto que podría haber buscado un elemento semántico para traducir el away -por ejemplo, “¡escapad volando!”- y esto habría resultado redundante. Si bien, estrictamente, en el texto castellano “falta algo” en relación al inglés, el lector castellano puede inferir perfectamente la compleción de la acción (el efecto de escape que se expresa en inglés con la partícula away. Como señala Slobin, el elemento ground es el más difícil de encontrar en lenguas románicas, y en este caso no hace falta incluirlo ni con una preposición ni con un gerundio puesto que el lector lo infiere fácilmente.

2) Por su tipología, muchos verbos de movimiento en inglés codifican también la manera, mientras que en castellano esta queda librada a la deducción del lector. Como señala Gonzálvez i Escolano, cuando la manera es deducible “i no pertinent en el model cognitiu català” (3), ésta es prescindible. El mismo razonamiento puede aplicarse al castellano. Veamos por ejemplo:

It did not sound like goblins; so he crept forward carefully (…) He crept still nearer… (84)
No parecían trasgos; de modo que se arrastró con mucho cuidado hacia adelante (…) Se arrastró todavía más cerca… (101 y 102)

El traductor podría haber elegido “se acercó con mucho cuidado”, y dejar a la deducción del lector la manera, o tal vez podría haber utilizado un gerundio para codificar la manera, si le parecía relevante (“se acercó a ellos, arrastrándose con mucho cuidado”). El calco sintáctico (verbo de movimiento que codifica manera y partícula de direccionalidad) le hace perder naturalidad a la traducción. No creo que sea una elección acertada.

3) A veces, sin embargo, la manera no es deducible y es necesario encontrar una manera castellana de codificarla. Aquí también encontramos un ejemplo en el cual Figueroa no sale del todo airoso:

He wandered on and on (84)
Siguió adelante (101)

El traductor codifica el desplazamiento, e incluso la direccionalidad, pero no la manera, que en este caso es lo más relevante, y que podría haber expresado mediante un verbo como “vagó” o “deambuló”, aún cuando para ello tuviera que sacrificar el trayecto “on”, que de todos modos no hacía falta.

4) Como contrapartida al ejemplo anterior, he aquí un caso en el cual el traductor castellano hace una elección que considero acertada:

“I will give them all a surprise”, he thought, as he crawled into the bushes at the edge of the dell. (85)
Les daré a todos una sorpresa, pensó mientras se metía a gatas entre los arbustos al borde de la cañada.(102)

Aquí, el traductor se encuentra con un verbo de movimiento que codifica semánticamente la manera y que utiliza una proposición para codificar el trayecto y la dirección. Frente a este problema, elige un verbo “vacío de contenido” (el equivalente a “go” o “come”, pero en este caso en una lengua romance) y codifica la manera con la frase adverbial “a gatas”. Si bien es cierto que la manera resulta “más pesada” en castellano, el traductor logra transmitir una información que de otro modo se perdería, sin sacrificar demasiado ni fidelidad ni naturalidad.

5) En el ejemplo que sigue, el aspecto que Slobin denomina “ground” y que es tan característico de las lenguas germánicas se hace patente, y da la impresión de que el traductor no logra comprenderlo.

Where, oh where can Gandalf and the dwarves have got to? 84
¿Dónde y oh dónde habrán tenido que ir los enanos y Gandalf? 101

Frente al “get to” del original, el traductor se decanta por “ir”, enfocando así el aspecto de movimiento pero no el de compleción, que es el que le preocupa a Bilbo y sobre el cual recae el peso de la expresión inglesa.

6) Por último, incluyo aquí un ejemplo en el cual el traductor románico se decanta por la elección de verbos de movimiento que codifican en sí mismos el trayecto. Se trata de verbos característicos de una lengua de marco verbal, como el castellano, que se utilizan para traducir una frase típica de una lengua de marco satélite como el inglés. Donde el original elige “dash” para codificar la manera, y necesita de las partículas “through”, “out” y “down” para codificar el trayecto, el traductor se decanta por la expresión “abrirse paso” y por los verbos “salir” y “descender” que ya codifican semánticamente el trayecto. En este sentido, la elección resulta acertada en cuanto al foco de los diferentes componentes del movimiento, excepto que la manera, codificada por el gerundio “atropellándonos” resulta no sólo excesivamente focalizada sino tal vez no del todo acertada semánticamente. Además cabe señalar que el tiempo verbal elegido por el traductor no da la idea de compleción que sí da el original. Habría sido tal vez más adecuado traducir el “we had dashed” por “hasta que nos hubimos abierto paso…”.

There was no time to count… till we had dashed through the gate guards, out of the lower door, and helter-skelter down here. (86)
No hubo tiempo para contar…hasta que nos abrimos paso entre los centinelas, salimos por la puerta más baja, y descendimos hasta aquí atropellándonos (103)


ASPECTOS ADICIONALES

Existen otros aspectos característicos de una y otra lengua en los cuales la presente traducción no sale airosa. No haré más que citar un par, de forma breve y simplemente para ilustrar a qué me refiero, puesto que en este curso no los hemos podido abordar y me falta rigor a la hora de argumentar. Miremos los dos ejemplos siguientes:

“estoy tan terriblemente hambriento” (107)
“el pobre pequeño Bilbo estuvo muy cerca de que lo dejaran de nuevo atrás” (118)

No hace falta siquiera recurrir al original inglés para notar la interferencia de éste en la sintaxis castellana. En el primer caso habría sido tal vez más correcto recurrir a un adjetivo como “famélico” en lugar de recurrir al adverbio “terriblemente”. Del mismo modo, en el segundo caso tal vez habría sido mejor hablar del “pobrecito Bilbo” para compadecernos de él (claro que existe un juego semántico puesto que Bilbo es, físicamente, pequeño, pero creo que en este caso es evidente la intención de compadecerse de él).

CONCLUSIÓN

Dicho lo anterior, cabe quebrar una lanza por el traductor, ya que es mucho más fácil analizar y encontrar errores a posteriori que tomar todo el conjunto de decisiones que implica traducir. Además, algunas decisiones pueden calificarse de poco acertadas mediante una argumentación rigurosa, pero otras dejan ver una decisión razonada por parte del traductor. Es el caso, por ejemplo, del tratamiento de “tú” que se dan los personajes entre ellos. Un compañero señaló en el ámbito de nuestro curso que la traducción catalana le parecía más acertada en tanto utilizaba el tratamiento de “vòs”, probablemente más similar al tratamiento inglés entre los personajes (recordemos que, en “El señor de los anillos”, Sam trata a Frodo como “master Frodo”). Sin embargo, es evidente que Figueroa elige el tratamiento coloquial para resaltar la camaradería que existe entre los compañeros de aventuras. Si bien yo también me inclinaría más por un tratamiento formal, se puede ver y comprender la estrategia del traductor castellano, y esta no podría ser calificada de “incorrecta”.
Y es que cuando salimos del ámbito estrictamente lingüístico para adentrarnos en problemas traductológicos, no sólo de retórica sino incluso en lo tocante a las referencias intra e intertextuales y enciclopédicas, y al grado de adaptación que el traductor debería emprender, la argumentación se vuelve más subjetiva.
Habiendo intentado, por tanto, un análisis crítico pero rigurosamente argumentado de la traducción castellana de “El hobbit”, la valoración de la misma no es del todo positiva. Digamos que a duras penas resiste una contrastación con las estrategias de traducción específicas para este par de lenguas, y más concretamente para el tipo de problemas en que abunda esta narración. Y tampoco del análisis estilístico sale bien parada. Como estudiante, uno tiene cierta reticencia a hacer juicios severos sobre el trabajo de otras personas, pues siempre se pregunta si uno lo podría haber hecho mejor. Sin embargo, este tipo de razonamiento es falaz, puesto que no hace falta saber hacer las cosas bien para darse cuenta cuando no lo están. Lo que sí es necesario, y espero que así sea entendido, es emprender el trabajo con respeto, humildad y argumentos.
Finalmente, debemos señalar que los textos de trabajo (tanto el original inglés como su traducción), son de gran valor para nosotros, ya que su análisis resulta de especial utilidad a la hora de la didáctica de la traducción.


BIBLIOGRAFÍA

BORGES, J. L. Arte Poética. Seis conferencias. 1ª ed. Barcelona: Crítica, 2001. (Letras de Humanidad)
ISBN84-8432-179-7

GONZÀLVEZ I ESCOLANO, H. (2001) “Estudi contrastiu de l’expressió del desplaçament físic espacial en les traduccions de novel.les angleses al català. Unes
quantes orientacions cognitives per als traductors”, manuscrit inèdit, Universitat d’Alacant.

MATEU, J. (1999) “Tipología lingüística y enseñanza de segundas lenguas”. En J. R. Losada (ed.). Actas el I Congreso Internacional de Lingüística contrastiva, Bilingüismo, Traducción y su aplicación a la enseñanza de segundas lenguas, Servicio de publicaciones de la Universidad de Vigo.

SLOBIN, D.I. (1996b) “Two Ways to Travel: Verbs of Motion in English and
Spanish”. Dins Shibatani, M. & Thompson, S.A. (eds.).Grammatical constructions.
Oxford: OUP.

SLOBIN, D.I. (2006) “Relating Narrative Events in Translation”. Dins Ravid,
D & Shyldkrot (eds.). Perspectives on language and language development.
Dordrecht: Kluwer.

TOLKIEN, J. R. R. (1937/1978). The Hobbit or there and back again. London: George Allen & Unwin Ltd, 1966.
[traducción castellana: Manuel Figueroa 1982/1991. El hobbit. Barcelona: Minotauro]


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